
Por eso, había mucha gente que se dedicaba a servir a Dios, eran los monjes y monjas que vivían en los monasterios aislados de los acontecimientos. El abad o abadesa son los encargados de dirigir ese monasterio.
La vida de estas personas era bajo unas normas muy estrictas. La oración, el trabajo y el estudio eran sus labores principales. Además se organizan para dedicar al funcionamiento del monasterio cuidado y limpieza.
Difundir la cultura es otra tarea importante, para ello realizan la copia de manuscritos en su biblioteca, leen y estudian. Aquí tienen mucha importancia ya que la mayoría de la población es analfabeta y en muchos casos ellos se dedican a difundir la cultura entre los campesinos y comerciantes.
También son buenos artesanos y se dedican a ello.

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